Varios países de América Latina y el Caribe han fortalecido sus lazos con China luego de firmar un amplio acuerdo económico y político.
En diciembre, la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), un bloque de 33 países que incluye a pesos pesados regionales como Argentina, Colombia y México, firmó el Plan de Acción Conjunto China-CELAC para la Cooperación en Áreas Clave 2022-24.
El acuerdo de siete puntos describe planes para una mayor participación y cooperación entre gobiernos, empresas privadas e instituciones financieras en una serie de áreas, incluido el desarrollo de infraestructura, la economía y cuestiones políticas y de seguridad.
Si bien China ha invertido significativamente en la región en las últimas décadas, se espera que el acuerdo promueva una profundización de la cooperación en una región que tradicionalmente ha estado fuertemente ligada a EE. UU.
El acuerdo también es indicativo de los crecientes vínculos de la CELAC con el mundo: el acuerdo con China se basa en acuerdos anteriores con EE. UU., Canadá, ASEAN, la UE, Turquía, Japón y Rusia.
Inversión en infraestructura
Un pilar clave del plan de acción conjunto se relaciona con la infraestructura.
Este es un tema crucial para América Latina y el Caribe, con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) pronosticando que la región necesitará invertir el 3,1% de su PIB en infraestructura anualmente para cumplir con sus Objetivos de Desarrollo Sostenible para 2030.
De esto, el banco dice que el 59% del monto debería invertirse en nueva infraestructura, y el resto se asignaría al mantenimiento y reemplazo de los activos existentes.
Con este fin, el acuerdo China-CELAC ha esbozado planes para una mayor cooperación con respecto a la Iniciativa de la Franja y la Ruta del primero, que podría ver más inversiones en infraestructura respaldadas por el estado chino en la región.
Además de esto, el acuerdo también incluyó el objetivo de realizar un Foro sobre Cooperación en Transporte China-CELAC “lo antes posible”.
Una mejora en la infraestructura de transporte es crucial para el desarrollo económico de América Latina y el Caribe. Alrededor de la mitad del 3,1% del PIB anual en inversión en infraestructura que requiere la región –según el BID– se relaciona estrictamente con el sector del transporte, ya sea en forma de carreteras, aeropuertos u otros tipos de transporte público.
La pandemia puso al descubierto algunas de las deficiencias de las redes de transporte de la región, y muchas partes del continente experimentaron escasez de alimentos, médicos o equipos clave en diferentes etapas. Mejorar las conexiones de transporte no solo generaría resiliencia en las cadenas de suministro internas de la región, sino que también mejoraría el entorno comercial para las empresas locales.
Además de la participación estrictamente pública, el plan de acción conjunto también busca incentivar una mayor inversión del sector privado en América Latina y encaja con una serie de desarrollos económicos globales actuales.
“La interrupción de las cadenas de suministro globales creada por la pandemia ha creado un mayor impulso para ubicar sitios industriales más cerca de los principales mercados”, dijo a OBG Bruno Martínez, director ejecutivo del desarrollador de parques industriales mexicanos Alveo Kapital. “Junto con el aumento de los salarios en Asia, este contexto ha puesto a México en el centro de atención de los inversionistas asiáticos que buscan diversificar sus bases de producción y acercarlas a los EE. UU.”.
Aumentar la cooperación económica
Además de facilitar la inversión en infraestructura, el acuerdo China-CELAC también busca mejorar lo que describe como «cooperación económica pragmática».
Destacando nueve áreas de enfoque: comercio e inversión, finanzas, agricultura y alimentación, ciencia e innovación tecnológica, industria y tecnología de la información, y recursos aeroespaciales, energéticos y de aviación, y aduanas e impuestos, el acuerdo tiene como objetivo mejorar la cooperación y la colaboración entre las distintas partes. .
Si bien los efectos de esto podrían sentirse en una amplia gama de sectores, un área que se beneficiaría significativamente es la fabricación de alta tecnología y lo que se conoce como tecnologías de la Cuarta Revolución Industrial (4IR).
4IR, también conocida como Industria 4.0, se refiere a tecnologías como inteligencia artificial, análisis, Internet de las cosas, computación en la nube y robótica que se consideran clave para la fabricación de próxima generación, así como avances en otros sectores.
A través de una mayor cooperación con empresas chinas innovadoras y organismos estatales, tanto las empresas de la CELAC como los gobiernos podrían beneficiarse de una mejora en tecnología, habilidades y conocimientos.
Varios países, incluidos Argentina, Chile y México, han destacado la importancia de desarrollar capacidades 4IR, que se consideran clave para el crecimiento económico futuro y la recuperación en curso de la pandemia de Covid-19.
Por Oxford Business Group
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