El gobierno está reconsiderando el intento del expresidente de crear el primer departamento científico unificado
La actual presidenta chilena, Michelle Bachelet, tiene sus propios planes para la gestión científica.
Fotografía: Iván Alvarado/Reuters/Corbis
El nuevo gobierno chileno ha archivado los planes para crear el primer ministerio de ciencia del país, decepcionando a miles de investigadores que hicieron campaña a favor de ello.
El expresidente Sebastián Piñera presentó planes para el ministerio al Senado el 7 de marzo (días antes de dejar el cargo) en respuesta a demandas de larga data de varias organizaciones científicas chilenas. Los planes eran parte de un paquete legislativo de último momento que incluía otras tres leyes no relacionadas.
Pero ahora los políticos que apoyan a la nueva presidenta Michelle Bachelet, que asumió el cargo el 11 de marzo, han bloqueado la propuesta. El senador Jaime Quintana, portavoz de la nueva coalición mayoritaria de centro izquierda que apoya a Bachelet, dijo que los proyectos de ley “no eran legítimos” porque su promulgación requeriría dinero que el gobierno actual pretende asignar a sus propias prioridades.
“Es una situación lamentable: fue una lucha dura hasta que conseguimos el proyecto de ley y ahora nos sentimos muy incómodos”, dice Eduardo Bravo, director de la Asociación Nacional de Investigadores de Posgrado en Santiago, que estuvo entre las organizaciones que aprobaron el proyecto de ley. Llamó al Ministerio de Ciencia.
Chile es un actor pequeño pero muy productivo en el ámbito científico en América Latina. En 2010, gastó 1.150 millones de dólares en investigación y desarrollo. Aunque esto equivale a sólo el 0,44% del PIB, o el 2,8% de la inversión total de América Latina en ciencia, el país sólo está detrás de Brasil, México y Argentina en términos de número de artículos publicados.
Sin embargo, la gestión de la ciencia en Chile actualmente está diseminada entre los Ministerios de Educación, Economía y Agricultura. “Esto condujo a una gobernanza multipolar, que no fue capaz de establecer una agenda clara de estrategias y prioridades, ni redes sólidas de científicos”, dice Jesús Sebastián Odina, investigador de políticas científicas del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas de España en Madrid.
Construir un ministerio exitoso puede llevar décadas en Chile.
“Poner la ciencia en un ministerio que no está designado para ello impide que el ministro dedique suficiente tiempo a la política de investigación”, añade Jorge Babol, presidente del Consejo de Sociedades Científicas de Chile en Santiago. Considera que un ministerio unificado aseguraría un «gran salto» en la capacidad de transferir conocimiento dentro de Chile. Bravo dice que la fundación dedicada «tendrá más independencia financiera».
En abril de 2013, después de años de campaña, un grupo de organizaciones –entre ellas varias academias, sociedades científicas y la Fundación Más Ciencia, un grupo de presión prociencia con sede en Santiago– presentó a Piñera una carta abierta exigiendo la unificación de la política científica en un solo ministerio. . La petición contaba con 5.000 firmas.
Piñera respondió creando un grupo de trabajo de académicos y políticos, liderado por el ingeniero y empresario Bruno Filippi, para evaluar la gestión científica chilena y proponer cambios. En un informe publicado en mayo pasado, el grupo instó al gobierno a establecer el ministerio.
La propuesta que Piñera presentó al Senado el 7 de marzo se basó firmemente en ese informe. Según su borrador, el ministerio tendrá dos subsecretarías: una para educación superior y otra para ciencia, tecnología e innovación. Además, el principal organismo de financiación de la ciencia de Chile, la Comisión Nacional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas (CONICYT), recuperaría su función de asesorar al presidente sobre política científica que le fue arrebatada por el régimen autoritario del general Augusto Pinochet en 1973. Esta función garantizaría que la Cátedra esté asesorada por un organismo dedicado a la gestión científica.
La mayoría de las propuestas de Piñera cuentan con un amplio apoyo entre la comunidad científica chilena, dice Sergio Hojman, físico de la Universidad de Chile en Santiago y miembro del grupo de trabajo que preside Felipe. Pero algunos científicos cuestionan la viabilidad y los beneficios del plan. “Construir un ministerio exitoso puede llevar décadas en Chile”, dice Mario Durán Toro, ingeniero de la Pontificia Universidad Católica de Chile en Santiago. “Eso sería suficiente para restablecer el papel que tenía CONICYT antes de 1974: sería más efectivo y más rápido”, afirma.
Además de potencialmente restar dinero a las prioridades del gobierno, el ministerio propuesto entra en conflicto con los planes de la coalición: el manifiesto electoral de Bachelet colocó la ciencia en una subsecretaría del ministerio de economía, en lugar de su propio ministerio. Sin embargo, Hogman cree que Bachelet no necesariamente se opone en principio al Ministerio de Ciencia, dado que muchos miembros de la Comisión Filippi son partidarios de los partidos de la coalición gubernamental.
El mal momento de la propuesta también puede haber afectado sus posibilidades. “Introducirlo en el último momento es algo que el nuevo gobierno verá mal”, dice Carolina Muñoz, química y directora ejecutiva de la Fundación Más Ciencia. “Pero retirarlo sería una falta de respeto muy grave hacia los científicos chilenos”.
Se espera que el ministro de Hacienda, Alberto Arenas, asesore sobre la viabilidad financiera del Ministerio de Ciencia, en un informe sobre la situación financiera del país, el 7 de abril.
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