1. ¿De qué hablan Brasil y Argentina?
Lula y el presidente argentino, Alberto Fernández, anunciaron su intención de discutir una «moneda sudamericana compartida» en una carta abierta publicada la semana pasada en un periódico argentino. Escribieron que la unidad se usaría «en el comercio financiero y comercial, para reducir los costos operativos y reducir nuestra vulnerabilidad externa» al dólar. El anuncio se produjo en medio de una cumbre de naciones de América Latina y el Caribe. Allí, los ministros de Finanzas de ambos países dejaron claro que estaban considerando un «medio de pago común» que no reemplazaría a sus monedas locales. Otros socios comerciales como Uruguay y Paraguay son bienvenidos a unirse.
2. ¿Cómo funcionará?
Se espera que un grupo de trabajo con funcionarios de Brasil y Argentina inicie discusiones sobre una unidad común que podría usarse para liquidar transacciones comerciales sin depender del dólar. Es parte de un plan más amplio para agilizar el comercio entre exportadores brasileños e importadores argentinos, que tienen dificultades para acceder a dólares estadounidenses debido a los controles de capital. Un fondo operará bajo la supervisión del Ministerio de Hacienda de Brasil para proporcionar garantías en estas transacciones con bancos públicos y privados.
3. ¿Cómo funciona una unidad de cuenta en una operación?
No se han publicado detalles de planes específicos, pero aquí hay un panorama general: en este momento, una transacción comercial entre los dos países requiere que el dólar estadounidense actúe como referencia de precio. Esto significa que para pagar los bienes argentinos que se exportan desde Brasil, el importador primero debe convertir el precio de reales brasileños a dólares y luego el vendedor convierte esos dólares a pesos. Esto no solo agrega un paso adicional, sino que puede conducir a una mayor volatilidad si el dólar fluctúa frente a cualquiera de las monedas. Alternativamente, se podría establecer una unidad común de valor de cuenta frente a una «canasta» unificada de monedas destinadas a dar una idea de los niveles de precios en los países participantes. Esto haría que calcular la tasa en la moneda del país importador fuera un proceso de un solo paso en lugar de dos, y podría reducir la volatilidad al vincular el tipo de cambio a un conjunto de precios, además de no necesitar dólares para mediar en el proceso. En su concepto, la unidad común será similar al ECU, la moneda de contabilidad utilizada como unidad monetaria de los países europeos entre 1979 y 1999 antes de la introducción del euro.
4. ¿Por qué no se ha hecho esto antes?
Brasil y Argentina consideraron durante décadas opciones para armonizar sus monedas, pero los persistentes desequilibrios macroeconómicos y la volatilidad política en ambos países hicieron imposible avanzar con la idea. En 1987, los dos países anunciaron el «gaucho», una unidad de cuenta común para medir el comercio entre los dos países. Fracasó en medio de la hiperinflación y la depreciación de la moneda. Recientemente, Bolsonaro también ha propuesto una moneda única, pero ha sido recibido con escepticismo: sus diferencias políticas con Fernández significan que no han sostenido ninguna reunión formal durante su mandato. No hay una lista corta de desafíos ahora. La inflación anual en Argentina se acercó al 100 % en medio de una rápida depreciación del peso, mientras que los aumentos de precios al consumidor en Brasil se acercaron al 5,9 %, con tasas de interés que alcanzaron un máximo de seis años.
5. ¿Cuál sería el beneficio?
Funcionarios de ambos gobiernos creen que el sindicato conjunto impulsará el comercio regional. Sin embargo, la mayoría de los economistas han restado importancia a la idea como «inoportuna» y «lejos de ser probable». El ex presidente del banco central de Chile, José de Gregorio, dijo que Brasil está arriesgando su sólida política monetaria al fortalecer los lazos con Argentina, y aún está tratando de restaurar la credibilidad en sus cuentas públicas.
6. ¿Por qué Lula persigue esto?
Es una de las muchas formas en que está tratando de restablecer el papel de Brasil en el escenario internacional. Uno de sus primeros actos después de ser elegido presidente fue asistir a las conversaciones de la COP27 en Egipto, y se ofreció a albergar las conversaciones climáticas de la ONU en 2025. Como candidato, pudo asegurar reuniones de alto nivel con funcionarios europeos. Ahora, poco más de un mes después de asumir el cargo, se compromete a impulsar el comercio regional recuperando un puesto en la CELAC, un grupo de 33 países latinoamericanos creado para reemplazar la influencia de Estados Unidos en la región. Bolsonaro había abandonado la comunidad tras diferencias ideológicas con Cuba y Venezuela. Sin embargo, la tarea no será fácil ya que uno de los bloques comerciales más antiguos de la región, el Mercosur, está siendo puesto a prueba.
7. ¿Qué más está pasando con el comercio en América del Sur?
El Mercado Común del Sur, conocido como Mercosur en español, es uno de los bloques comerciales más antiguos de la región con Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay como miembros fundadores. Otros países como Chile y Bolivia están adheridos al bloque, mientras que Venezuela sigue suspendida. Creado en la década de 1990, ha servido como una forma de impulsar el comercio regional, pero no sin conflictos, ya que los miembros a menudo han aplicado aranceles a las importaciones en tiempos de crisis económica. Uruguay, uno de sus socios más jóvenes, inició el año pasado negociaciones comerciales unilaterales con China y solicitó unirse al Acuerdo Integral y Avanzado de la Asociación Transpacífico. Es una medida provocada por la frustración con la lentitud del Mercosur para abrir sus economías y avanzar en los acuerdos comerciales, después de décadas de negociaciones con la Unión Europea. El presidente Louis Lacalle Poe se ha comprometido a permanecer en Mercosur, pero ha declarado que el bloque necesita modernizarse y aún enfrenta barreras comerciales internas.
8. ¿Puede Brasil recuperar su estatus regional?
Después de años de aislamiento durante el gobierno de Bolsonaro, la comunidad internacional parece ansiosa por dar la bienvenida a Brasil. Pero Lula deberá superar las tensiones políticas y económicas para reunificar la región. Cuba, Venezuela y Nicaragua siguen siendo temas candentes en la región, ya que los refugiados cruzan las fronteras para escapar de la crisis económica, mientras que los líderes de izquierda siguen reacios a condenar a sus regímenes. Los líderes ahora también están divididos sobre cómo abordar la creciente inestabilidad política en Perú. En el frente económico, los aumentos de los precios al consumidor solo ahora se están moderando, con los principales bancos centrales de la región estableciéndose en tasas de interés de dos dígitos, y se espera que el crecimiento se desacelere este año. Además, los planes de Lula para aumentar el comercio regional deben superar la influencia de China en la región, que ha crecido a través de importantes proyectos de infraestructura.
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